Mechoneo: Humillación estudiantil


 

     En Chile, las clases comienzan en marzo. En este período, los estudiantes nuevos universitarios experimentan el tradicional mechoneo, una repudiable práctica que se ha convertido en costumbre.
     
     Mechón(a) se denomina al estudiante de primer año que ingresa a la Educación Superior.
Los estudiantes de cursos superiores (segundo, tercer, cuarto...año) preparan un "ritual" de bienvenida (de bien -venida no tiene nada) que se llama mechoneo para los nuevos estudiantes. Contaré mi experiencia al respecto:

      Al ingresar a la carrera de Pedagogía, en la primera semana de marzo, nos rodearon los compañeros de carrera de los cursos superiores. En ese momento, ni antes, había recordado lo del mechoneo. Bueno, nos rodearon en la puerta de la sala, y no había forma de escapar, ya que estábamos en un tercer piso. A menos que me lanzara por la ventana. 

       Entonces, los chiquillos entraron, nos amarraron en fila con una cuerda/ soga por la cintura a través del ojal del pantalón, y nos quitaban los zapatos. Mientras los otros chicos escondían los zapatos y mochilas para después recuperarlos tras mendigar cierta cantidad de dinero.

       Nos llevaron fuera de la U (universidad) y cerca de allí había una especie de tubo donde pasaba un canal de aguas servidas. Caminamos hasta allí amarrados uno con el otro de los compañeros, sin poder parar, descalzos y en un camino sin pavimento (tierra y piedras). Tuvimos que pasar gateando por dentro de ese tubo oscuro y sucio. Luego, nos llevaron a un lugar cerca del río de la ciudad, allí nos lanzaron frutas y verduras podridas, pescado podrido, vinagre, harina, huevos podridos, nos rayaron la cara, el cuerpo, además de rasgar nuestra ropa. Además, tener que revolcarnos en un charco de lodo con todas las cosas podridas que habían allí. Me rompieron un pantalón nuevo que estaba usando y una polera. Quedé semidesnuda. Con la ropa rota, descalza, sucia, maloliente al igual que todos los demás compañeros. Tras esa "particular" bienvenida- si es que se puede llamar bienvenida- teníamos que ir a las calles del centro u otros lugares concurridos a mendigar. Pedir  dinero y recolectar cierta cantidad para entregarlo a los compañeros y tener de vuelta nuestros zapatos y mochila. Al final, recolecté el dinero solicitado, se lo dí a los chicos y pude irme a mi casa. Con suerte y compasión, un vehículo de transporte paró y tuvo la voluntad de llevarme a pesar de las condiciones en la que me encontraba: sucia, maloliente, con la ropa rota. Ya me sentía lo suficientemente humillada, avergonzada y ultrajada como para irme a pie hasta mi casa. Además que mi casa se ubica al otro extremo de la ciudad donde se ubica la U. Así que ninguna opción de ir a pie. Por fin aliviada de llegar a mi casa, inmediatamente fui a bañarme y cambiarme de ropa, tirar la ropa sucia, rota y maloliente que traía...

       Al pasar a segundo año, mis compañeros se reunieron y me invitaron a participar para mechonear a los chicos nuevos. Me negué a participar en eso y tampoco conozco los detalles de tal mechoneo. No quise ser partícipe de tal ultraje.

      Episodios similares ocurren en otros centros de educación superior cada año, y lo peor, sin intervención de las autoridades académicas de los respectivos centros educativos, que se marginan de esta situación. Pienso que los estudiantes que incentiven estas prácticas de mechoneo debieran ser expulsados o castigados, puesto que incurren en vejámenes / ultrajes a los demás compañeros (de carrera). Existen algunas U's y otros centros que están incentivando ahora el mechoneo de forma sana y edificante a través de actividades de servicio social. Algunas. Otros establecimientos, están tomando medidas en contra del mechoneo tradicional. Recién.

       No importa que me digan que soy fome, aburrida, amargada, etc., pero no estoy de acuerdo en estos rituales denigrantes. Que no tiene nada de divertido ni gracioso. En algunos casos, se han reportado accidentes graves y polémicas de connotación sexual también. Existen tantas formas sanas y agradables de dar la bienvenida, un momento que se convierta en un grato recuerdo, no en uno amargo. No estoy en contra del mechoneo o bienvenida, sino en la forma. 

      Para mí, fue el único recuerdo desagradable que empañó el ingreso a la universidad. Pero en general, haber estado allí, fue uno de los mejores recuerdos de mi vida.  Muy agradecida por haber tenido esa gran oportunidad...
  
Fuentes complementarias:





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